¿Por qué Pentecostés es una fiesta especial para las Adoratrices?

¿Por qué Pentecostés es una fiesta especial para las Adoratrices?

¿Por qué Pentecostés es una fiesta especial para las Adoratrices? Pentecostés es una gran fiesta para la Iglesia y también un momento especial para nuestra Congregación de las Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, para la Familia Adoratriz.

Pentecostés

La fiesta de Pentecostés, después de Pascua, es el segundo domingo más importante del año litúrgico. En el Nuevo Testamento, el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles, se narra el descenso del Espíritu Santo durante una reunión de los Apóstoles en Jerusalén, punto de partida de la misión de la Iglesia y de la propagación de la fe de Cristo.

El Evangelio de este domingo (Juan 20, 19-23) describe que en el anochecer del primer día de la semana “estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: ‘Paz a vosotros’.

Jesús les enseñó las manos y el costado. “Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: ‘Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo’”. Después, “sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’.

El saludo de la paz, (shalom), se repite en este pasaje dos veces, es el saludo de parte de Dios y el saludo para preparar a los apóstoles para lo que les va a conceder: la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu les garantiza el acontecimiento de la Resurrección y también el de la misión: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Pentecostés, por tanto, es también la confirmación definitiva de cómo la Iglesia, nacida de la Pascua, tiene que abrirse a todas las personas.

Un Pentecostés especial en la vida de Santa Micaela y para los orígenes de la Congregación de las Adoratrices

La fiesta de Pentecostés del 23 de mayo de 1847, se corresponde con el segundo de los 3 momentos en la vida de nuestra fundadora, Santa Mª Micaela del Santísimo Sacramento, que dan origen a nuestra Congregación.

En esta solemnidad, como los apóstoles, Santa Micaela recibió la fuerza del Espíritu Santo en una gracia mística: “…una luz interior, que obró en mí efectos muy marcados … Sentí un cambio de inclinaciones y una fuerza superior para vencerme en todo, presencia de Dios continua … un ansia que me devoraba por hacer oración … gran dolor de mis pecados …” (Autobiografía, III, 4).

A partir de ese momento, su vida cambiará radicalmente, entrando por los caminos de la oración mística eucarística, la penitencia y la entrega a la caridad.

Ella misma, 13 años después, cuenta lo que le significó esta experiencia que vivió en París, Francia: “… lo vi tan grande, tan poderoso, tan bueno, tan amante, tan misericordioso, que resolví no servir más que a un Señor que todo lo reúne para llenar mi corazón”.

Como Adoratrices celebramos Pentecostés junto con estos momentos representativos para nuestro carisma. Deseamos que estos sigan vigentes en cada una de nosotras, dando vida a toda la Congregación y a la Familia Adoratriz.

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