“A menos que un grano de trigo caiga a la tierra y muera, permanecerá como un solo grano; pero si muere, da mucho fruto” (Juan 12:24).
Hay un gran secreto en la vida y está en el patrón de pérdida y renovación. Puede que no hayamos tenido en cuenta ni por elección ni por casualidad que este es un secreto a la vida que hemos vivido y experimentado hasta ahora. De cualquier manera, está ahí. Veamos cómo este asombroso patrón de vida está presente en nuestras propias vidas. Por ejemplo, enamorarnos de alguien nos permite perder nuestra soltería y nacer en una nueva vida para estar con otra persona. Si es así, ¿qué tal ser una persona consagrada, ser padre, ser cuidador y muchas otras decisiones que tomamos para entregar fragmentos de nosotros mismos por el otro?
Este mismo patrón está muy presente en la naturaleza. Lo vemos en el cambio de estaciones, las hojas caen por nuevas flores, el sol se atardece para amanecer, etc. Y algunos de los ejemplos más hermosos que podemos ver en el capullo, la oruga se pierde y se convierte en mariposa, rapaces y todas las demás aves mudan para dar paso a un nuevo crecimiento.
Es el mismo patrón de renovación que se puede encontrar en las historias bíblicas. Abraham dejó su país y sus parientes para convertirse en una gran nación. Moisés fue expulsado y regresó como un gran líder. Y es la misma historia con la vida de Santa María Micaela, abandonó su zona de confort de la familia noble y dio vida a millones de mujeres marginadas en todo el mundo. Es el patrón de pérdida y renovación, morir y resucitar, dejar ir y volver, irse y regresar: el núcleo de la fe cristiana. Ser cristiano no es solo ser espectador, sino que es un camino a seguir, una verdad que encarna y una vida que vivir.
Perder y dejar ir es a menudo un proceso desafiante y doloroso. Es salir de lo conocido hacia lo desconocido. Es deshacerse de lo antiguo y lo familiar. Aquí es donde uno se entrega a la propia voluntad y aquí es donde nace la fe. Esto abre la posibilidad de que surja una nueva vida. A veces hay cosas que debemos dejar de lado para experimentar la plenitud de vida que Dios ofrece. Cuando dejamos ir, dejamos que Dios trabaje.
Entonces, ¿qué grano de trigo en tu vida necesita caer a la tierra hoy y morir? ¿Cuáles son las cosas que si las pierdes estás seguro de que morirías? Estas pueden ser las mismas áreas que esperan dar mucho fruto en nuestras vidas. Puede que sea allí donde veremos a Jesús.
Esta ley de la naturaleza se dará a conocer de manera espectacular durante la Semana Santa. Y sabemos muy bien dónde termina la Semana Santa: en Pascua, en la tumba vacía, el nacimiento de un nuevo día y el rejuvenecimiento de la vida. El grano único se ha convertido en el Pan de Vida.
“Los santos no nacieron como santos eran como tú y como yo” – Santa Maria Micaela
Canción:
Hna. Mahdusmita Behera