El 8 de septiembre se conmemora la instauración de la Adoración nocturna para la Congregación de las Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Se trata de una de las fechas más significativas para la Congregación desde 1859, ya que desde entonces todas las comunidades Adoratrices del mundo realizan una adoración comunitaria.

En las Constituciones de la Congregación se subraya la importancia de la Adoración “como expresión de la actitud adorante que anima nuestra vida, hacemos la adoración a Jesus en la Eucaristía. Ella forma parte de la misión de la congregación y ocupa un lugar preeminente en la vida de ésta”.

Por eso se recuerda que “al celebrar la Salvación en la Eucaristía, adquirimos el compromiso de anunciarla. Nosotras, Adoratrices, como nuestra Santa Fundadora, participamos de la misión eclesial con nuestra vida de adoración y liberación siguiendo así a Jesús, adorador del Padre y Salvador de los hombres”.

En los puntos sucesivos de las Constituciones también se destaca que “la Adoración eucarística a la que Dios nos llama tiene su fuente en la celebración del misterio pascual acto supremo de adoración que se prolonga en la presencia sacramental. Al adorar, entramos en el misterio de la comunión que nos impulsa a comulgar con Dios con el mundo con los hermanos y con nosotras mismas”.

También se insiste en la importancia de la Adoración, ya que “nos introduce en el misterio trinario crea en nosotras una relación de amor contemplativo que nos lleva a identificarnos con Jesús y a revivir sus sentimientos de alabanza y acción de gracias. Descubrimos su presencia en la historia y con Él nos comprometemos en la transformación del mundo”.

En palabras de Santa María Micaela: “El mundo es para mí un Sagrario”.