Adoratrices: El Jueves Santo en la vida y misión de la Familia Adoratriz

Adoratrices: El Jueves Santo en la vida y misión de la Familia Adoratriz

¿Por qué el Jueves Santo es un momento de gran importancia para las Adoratrices, para toda la Familia Adoratriz? La celebración de este primer día del Triduo Pascual tiene su centro en la institución del sacramento de la Eucaristía y del sacerdocio, así como el mandato del amor fraterno que Jesús estableció en la Última Cena. Este amor fraterno, Jesús lo significó en el gesto del lavatorio de los pies, expresión del amor hecho servicio al que las personas cristianas estamos llamadas.

En el contexto del Jueves Santo, nuestra misión como Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, adquiere una relevancia especial. El carisma que Santa María Micaela nos legó es el de la Adoración y Liberación. Nuestra Congregación practica la Adoración de Jesús en la Eucaristía, reconociendo en este sacramento el Cuerpo y la Sangre de Cristo, ofrecidos por la salvación de la Humanidad.

A través de este encuentro personal con Jesús, descubrimos su presencia en la historia y cotidianeidad de nuestras vidas y, con Él, nos comprometemos en la transformación del mundo. Precisamente desde nuestra vivencia eucarística en la Adoración nace nuestra misión en la Iglesia: la de acompañar y promover la Liberación de las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, como la prostitución, la trata de personas y otras formas de violencia.

En definitiva, el amor eucarístico nos inspira a restaurar la dignidad y libertad de las mujeres, ofreciéndoles un camino de esperanza y nuevas oportunidades: “En la adoración aprendemos a amar a nuestras jóvenes y a trabajar y vivir por ellas” (Constituciones, 13).

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