El papa Francisco hace 5 años nos recordaba en su encíclica “Laudato Si”: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y al mismo tiempo, para cuidar la naturaleza” (Laudato Si 139).
En su encíclica, el papa Francisco llama a la Iglesia, a los responsables nacionales de la toma de decisiones y a todas las personas de buena voluntad a reconocer la urgencia de nuestro desafío medioambiental, y a recordar que las zonas más pobres del mundo son particularmente vulnerables a la degradación ambiental y sus poblaciones son las más afectadas por sus efectos.
Acogiendo este llamado del Papa Francisco, la Familia Adoratríz, con ocasión del quinto aniversario de la Carta Encíclica Laudato Sí y en solidaridad con todos aquellos que sufren las graves consecuencias de la pandemia mundial que afecta especialmente a los colectivos más vulnerables, declaramos y nos comprometemos personal y comunitariamente a:
-Asumir, ante la amenaza extrema del calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales, el compromiso de defender la Casa Común y cada uno de los seres humanos que la habitan con nuestras actitudes y opciones de vida.
-Asumir ante la avalancha del consumismo un estilo de vida alegremente sobrio, sencillo, contemplativo y solidario con los que poco o nada tienen; reducir la producción de residuos y el uso de plásticos, optar por energías renovables, utilizar el transporte público siempre que sea posible y apoyar iniciativas que promuevan una nueva economía y un nuevo modelo de desarrollo basado en el bien común y la ecología integral.
-Ponernos al lado de los pobres, especialmente de las mujeres que sufren violencia, explotación sexual y/o víctimas de trata de personas, acogiendo y acompañando sus procesos de formación y siendo voz de las que no tienen voz para defender su dignidad y sus derechos.
-Promover en nuestros centros educativos y plataformas apostólicas una educación ecológica acorde con el pacto educativo global.
-Animar a las comunidades, instituciones, laicos, voluntarios, profesionales que hacen camino con nosotras a concretar este compromiso comunitario en sus actividades y hacer todos los esfuerzos posibles para que se promueva, se profundice y se vaya poniendo en práctica la llamada urgente del papa Francisco a una Conversión Ecológica Integral.
Conscientes de nuestra fragilidad, de nuestra pobreza y pequeñez ante tan grandes y graves desafíos, hacemos este compromiso público y nos encomendamos a Santa María Micaela, nuestra fundadora, quien supo unir tan extraordinariamente, la grandeza de Dios en la Eucaristía y la miseria humana… “El mundo es para mí un Sagrario”
Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad