En vísperas de la fiesta de Santa María Micaela
Santa María Micaela, hoy. Cada 15 de junio, celebramos a Santa María Micaela, fundadora de la Congregación de Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Cada año, la víspera nos regala algo más que un recuerdo: nos invita a volver a ella, a mirar su vida desde lo que somos y vivimos hoy.
El paso del tiempo podría hacerla parecer una presencia lejana. No obstante, ocurre al contrario, cuanto más la conocemos, más humana y más actual se vuelve.
Micaela se dedicó a amar. Y ese amor la llevó a los pies de Jesús Eucaristía y a los márgenes del mundo. Amó en la Adoración, amó en las calles y hospitales, amó a cada mujer que acompañó en su proceso de Liberación con ternura y coraje. Ofreció su vida por mujeres en situación de prostitución, explotación y violencia.
Un carisma que sigue vivo hoy
Y eso es lo que seguimos celebrando.
Porque todavía hoy hay mujeres heridas, atrapadas, invisibles que desean recuperar su dignidad.
Todavía hoy hay momentos oscuros que solo la Adoración sostiene.
Todavía hoy necesitamos comunidad, ternura, fuego y libertad.
Por eso, su carisma no es solo una herencia: es una llamada.
Y su fiesta no es solo memoria: es envío.
Gracias, Micaela
Quienes formamos parte de la Familia Adoratriz —religiosas, personas laicas, voluntariado y colaboradores— sentimos que Santa María Micaela camina con nosotras. Su vida encendida nos toca. Nos empuja a adorar más, a acoger mejor, a acompañar con paciencia, a arder sin miedo.
Este 15 de junio no queremos simplemente conmemorar. Queremos agradecer. Volver al origen, reavivar el fuego.
Gracias, Micaela, por tu forma de amar. Por tu fe enraizada. Por tu corazón entero. Por tu pasión que aún libera.
Quédate cerca, camina con tu Familia Adoratriz. Enséñanos a vivir el Evangelio acompañando a las mujeres de nuestra misión.
Santa María Micaela, mujer de Adoración, de Liberación, de comunidad, de fuego y mariana, ruega por nosotras.