Tercer Domingo de Adviento

Tercer Domingo de Adviento

Caminamos hacia la Navidad, ya nos encontramos en el tercer domingo. La pregunta es si en nuestro interior vamos haciendo el mismo recorrido al que nos invita la liturgia, si vamos recorriendo el adviento mirando a nuestro interior, haciendo camino preparándonos espiritualmente, descubriendo nuestras zonas de adviento, en las que Jesús todavía no es nuestra Salvación. Él quiere estar en plenitud. Las dos semanas anteriores han sido un llamamiento. La primera nos hacía una invitación a DESPERTAR, a prestar atención a lo que acontece en nuestra vida, en nuestro alrededor, a encender una vela para VER. La segunda nos llamaba a CAMINAR, a ponernos en movimiento, a cambiar…, para llegar a este domingo en el que la invitación es a ESTAR ALEGRES.

Leamos la liturgia a la luz de Mª Micaela, a la luz de nuestro Carisma. Adorar y liberar/nos nos llevan a la ALEGRÍA.

Y después de los siglos… Surgió una mujer enviada por Dios, que se llamaba Mª Micaela: ésta venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por ella muchas mujeres que vivían en oscuridad vinieran a la fe. No era ella la luz, sino testigo de la luz… Yo soy “la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor”. “Voy a todas partes como indigna sierva del que pasó por el mundo haciendo bien, para prestar servicios en nombre de la caridad”.

Desde la experiencia de Mª Micaela “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, vendar los corazones desgarrados, proclamar a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor”. “Todo, a la mayor gloria de Dios y salvación de las jóvenes, que es nuestra misión en este mundo. Qué gusto salvar almas: Dios me da la vocación de esta obra toda suya… El día de Pentecostés sentí una luz interior y comprendí que era Dios tan grande, tan poderoso, tan bueno, tan amante, tan misericordioso, que resolví…”

“¡Soy de Dios! ¡Cuánto me dice a mí esta palabra! ¡Con qué gusto la digo y qué alto me suena!” Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios, Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. “Tengo una confianza tal, que me da gozo pensar cómo Dios me defenderá: estoy segura”.

“Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos”. Nos dice hermana Teresa nuestra tarea en estos momentos es la de hacer germinar esas pequeñas semillas de Reino, de vida y desde el compromiso y la responsabilidad de todas, cuidarlas para que El las haga brotar fuertes y así revitalizar el cuerpo congregacional”.

Estad siempre alegres. “Estoy tan unida con mi amado Jesús, que soy con Él demasiado feliz”. Sed constantes en orar “Mi alma tiene hoy una gran necesidad de pasar unas horas a solas con mi Dios”. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas”. “¡Qué fiel es Dios en sus promesas! Pero mucha vigilancia propia, mucha fidelidad en todo, mucha oración, y por fin mucho amor a Jesús sacramentado.

… Y llegamos al 2020… Surgió una mujer enviada por Dios, un hombre…, que se llamaba (tu nombre) para dar testimonio de la luz, para que, por ella, por él, por ti muchas mujeres que viven en oscuridad lleguen a la fe. No somos la Luz, sino testigo de la luz… Yo, vuelve a repetir tu nombre, soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor.

Hna. Ana Almarza Cuadrado

 

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