Una jornada de fe compartida con los jóvenes
El 31 de marzo de 2025 fue una fecha especial para más de un centenar de jóvenes de Karwar, India. Acompañados por la Hermana Adoratriz Freshina Lopes, participaron en una peregrinación cuaresmal desde la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, como parte del camino espiritual propuesto en el Jubileo 2025.
La iniciativa fue organizada por el padre Wilson D’Souza, responsable del Decanato de Karwar, junto con líderes juveniles de ámbito estatal y decanal. El objetivo fue vivir una jornada intensa de oración, fraternidad y renovación interior.
Recorrido jubilar por las iglesias designadas
Durante esta jornada, los jóvenes visitaron las cuatro iglesias que el obispo de la diócesis de Karwar designó como templos jubilares. En cada una de ellas pudieron obtener la indulgencia plenaria, un regalo de gracia que ofrece este Jubileo 2025.
Tiempo para orar, reflexionar y reconciliarse
El programa de la peregrinación estuvo lleno de momentos significativos: liturgia de las horas (por la mañana y por la tarde), una charla formativa, el Vía Crucis, Eucaristía y adoración al Santísimo. Cada instante ofreció un espacio para reencontrarse con Jesús y con uno mismo, en un clima de recogimiento y esperanza.
Más allá del itinerario físico, los jóvenes vivieron una verdadera peregrinación interior. Reflexionaron sobre el amor de Cristo, su entrega en la cruz y el llamado a perdonar y ser perdonados. El ambiente de comunidad y fe ayudó a que muchos renovaran su compromiso cristiano y su deseo de seguir creciendo espiritualmente.
Una Iglesia joven que camina unida
No todo fue recogimiento, también hubo cantos, risas y momentos de diversión. Esta peregrinación fue, ante todo, un testimonio de que la Iglesia está viva y que la juventud tiene sed de Dios. El acompañamiento cercano de religiosas, como nuestra Hna. Freshina, sirvió para poner rostro y personalidad a la vocación a la vida consagrada en medio de los jóvenes.
Esta actividad dentro del marco del Jubileo de 2025 de la Esperanza, es una oportunidad más para propiciar un verdadero encuentro con Jesús. Un encuentro que toque el corazón, que nos transforme por dentro y nos ayude a cambiar, a abrirnos al perdón de Dios y a su infinita misericordia. Solo así podremos también ser reflejo de esa misericordia con quienes piensan diferente o de las personas de las que nos hemos alejado.
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